Cómo se crea un blog para educación
Un blog o cuaderno de bitácora es un sitio web donde periódicamente el autor inserta artículos, que se colocan por orden cronológico, y a los que el lector puede añadir algún comentario. Incluso el autor puede contestar a esos comentarios además de tener la capacidad de mantener o eliminar aquellos que no crea oportunos. Los blogs normalmente contienen texto aunque también pueden contener imágenes y archivos de audio o vídeo.
Hoy en día existen herramientas que permiten a cualquier usuario la creación y mantenimiento de los blogs sin necesitar grandes conocimientos de informática. En muchos casos el software está instalado directamente en el servidor que aloja el sitio, por lo que la creación, mantenimiento y edición del blog se hace “on line”. Aquellas herramientas que proporcionan un alojamiento gratuito presentan una funcionalidad más limitada que aquellas que se presentan mediante un proveedor especializado.
Los educablogs son el conjunto de blogs relativos a educación. En ellos se exponen temas relativos al mundo educativo. Aquí podemos utilizar el blog como un elemento de opinión, donde exponer diferentes puntos de vista de los aspectos relativos a educación o, como elemento a utilizar por el profesor, donde ser permita participar al alumnado y crear un aprendizaje constructivo, además de fomentar el uso de las tecnologías de la información y de la comunicación (T.I.C.).
Cualquier persona que quiera participar en un blog puede hacerlo. Solamente deberá leer el artículo y tener la intención de realizar un comentario.
La principal aplicación del uso de los blog en el aula puede ser para que al presentar al alumnado artículos relativos a la asignatura o a actividades realizadas en clase, ellos puedan exponer sus opiniones y analizarlas desde un punto de vista crítico.
También servirá para que el alumnado aprenda a leer opiniones de otros compañeros y a respetarlas. Es importante insistir en que el alumnado debe aprender a expresarse con corrección y respeto, utilizando las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías no solo de forma lúdica.
Para contestar a un artículo hay que seguir unos pasos que casi siempre suelen ser los mismos y que se describen a continuación:
- ir al final del artículo, donde encontraremos unas casillas para rellenar y donde nos pedirán algunos datos.
- nombre: no tenemos porqué dejar nuestro nombre verdadero. Podemos dejar un nombre supuesto o pseudónimo.
- una dirección de correo electrónico: este dato suele ser obligatorio para evitar comentarios ofensivos, insultantes, etc.
- la URL (o dirección de Internet) que hace referencia al artículo.
- el contenido del comentario que queramos hacer.
- rellenar un campo antispam (para evitar virus e intrusismo mecánico en la red) con unos caracteres que nos aparecerán. De esta forma se evita que se añadan comentarios de forma automática por una máquina exclusivamente y no por personas.
En cualquier momento podemos crear un blog y para eso no es necesario tener grandes conocimientos de informática, ya que las páginas donde podemos alojarlos nos presentarán un software fácil y cómodo de utilizar.
Por lo tanto, crear un blog no es difícil. Lo que ya puede ser más complicado es mantenerlo, es decir, escribir frecuentemente en él ya que esto exige un esfuerzo y una constancia que en algunas ocasiones es difícil de mantener. Pero si aún así queremos crear un blog, podemos hacerlo fácilmente. Para ello, debemos seguir las instrucciones que se nos indican en las web donde podremos alojarlos.
A continuación vamos a explicar el proceso para crear un blog en Blogger, uno de los alojamientos de blog más utilizados. Para ello, deberemos realizar los siguientes pasos:
- 1er paso: crear una cuenta para lo cual nos pedirán que rellenemos los siguientes campos:
Ø una dirección de correo electrónico ya creada.
Ø una contraseña.
Ø un nombre con el que queramos identificarnos. Puede ser el nombre verdadero o uno ficticio.
Ø una verificación que se nos pide tecleando la palabra que se nos muestra en la imagen. Esto se hace para asegurarse de que quién está dando de alta el blog es una persona física y no una máquina.
Una vez rellenados todos los datos que nos solicitan, pulsamos “continuar”.
- 2º paso: se debe colocar un título al blog y la URL (dirección en Internet) donde queremos alojarlo. En este caso se nos ofrece la posibilidad de alojarlo en el servidor de Blogger o en otro cualquiera que deseemos. Una vez rellenados los campos que nos piden, pulsamos “continuar”.
- 3er paso: elegiremos una de las plantillas predeterminadas que nos ofrecerá el aspecto que presentará nuestro blog. Una vez elegida la plantilla, pulsamos “continuar” y nos aparecerá la última pantalla en la que nos indica que nuestro blog ya ha sido creado y que podemos publicar cuando queramos.
Si ahora pulsamos “empezar a publicar” se nos abrirá la siguiente pantalla donde podremos escribir nuestro artículo y publicarlo en nuestro blog.
¡Ya tenemos creado nuestro primer blog!
Para participar en un blog ya creado, lo primero que tenemos que hacer es acceder al blog (sabiendo la URL o dirección o buscándolo a través de algún buscador) y una vez en él, tenemos dos formas de participar: o bien dándonos de alta o sin darnos de alta. La opción más frecuente va a ser la segunda.
Si queremos crear una nueva entrada, presionamos en “nueva entrada”, introducimos nuestro nombre de usuario para que figure el nombre del autor, le damos un título y escribimos lo que queremos publicar. Después presionamos “publicar entrada”. Ya lo hemos realizado y se incluirá al principio de la página del blog por orden cronológico.
Si queremos responder a una entrada nos posicionaremos al final de la misma y presionaremos sobre “comentario”. Introducimos nuestro nombre de usuario para que figure el nombre del autor. Escribiremos el comentario en el cuadro abierto para ello y al terminar, presionaremos “publicar comentario”. El comentario figurará al final de la entrada correspondiente en orden numérico.
Preguntas sobre la creación de un blog:
1) Un blog es:
a) un espacio de almacenamiento de información.
b) una interconexión entre internautas en tiempo real.
c) un lugar de opinión.
d) una relación entre personas mediante correo electrónico.
2) Para participar, de cualquiera de sus formas, en un blog debemos:
a) registrarnos en él.
b) tener un acceso a Internet con programas específicos.
c) tener un acceso a Internet.
d) tener altos conocimientos de informática.
3) Los blogs suelen estar clasificados por:
a) temas.
b) sistemas de acceso.
c) programas específicos de uso.
d) usuarios.
4) En un blog podemos participar como:
a) escritor.
b) lector.
c) opinando.
d) todas las anteriores.
5) Un educablog es:
a) un blog relativo al mundo de la educación.
b) un blog institucional.
c) una página web con información relacionada con la educación.
d) un lugar de encuentro relativo a la educación.
lunes, 22 de diciembre de 2008
lunes, 15 de diciembre de 2008
Actividades día 16/XII/08.
(ESTAS TRES ACTIVIDADES DEBERÁN SER REALIZADAS COMO UNA ENTRADA EN VUESTRO BLOG, PUBLICÁNDOLA UNA VEZ RESUELTAS)
1) Ayudándote del libro de texto (U.D. III), completa las siguientes frases sobre la indumentaria infantil:
- La primera vestidura de un recién nacido era ....................
- En Roma, los niños se vestían con ........................
- El quitón era ...............................
- Las fíbulas se empleaban para .......................
- La .......................... era una pieza de tela adornada con una franja de color púrpura e indicaba ................................
- La única ropa que llevaban los niños en Esparta era ..........................
2) Ídem, indica si las siguientes afirmaciones son verdaderas o falsas:
- A los niños romanos se les ponía el nombre del abuelo (V/F).
- Jugar a pillar se llamaba en el mundo latino "la mosca de bronce" (V/F).
- La Iustratio era una fiesta de imposición del nombre (V/F).
- El cognomen era como el apellido (V/F).
- En Esparta los jóvenes a los 20 años estudiaban matemáticas y geografía (V/F).
- Los niños atenienses estudiaban música en la enseñanza media (V/F).
- El pergamino procedía de una planta egipcia (V/F).
- Las niñas romanas estudiaban oratoria, filosofía y leyes hasta la edad de contraer matrimonio (V/F).
3) Por último, debéis de leer el texto La infancia en Esparta de la pág. 47 de vuestro libro de texto y contestar las ocho cuestiones que vienen sobre la lectura del texto.
1) Ayudándote del libro de texto (U.D. III), completa las siguientes frases sobre la indumentaria infantil:
- La primera vestidura de un recién nacido era ....................
- En Roma, los niños se vestían con ........................
- El quitón era ...............................
- Las fíbulas se empleaban para .......................
- La .......................... era una pieza de tela adornada con una franja de color púrpura e indicaba ................................
- La única ropa que llevaban los niños en Esparta era ..........................
2) Ídem, indica si las siguientes afirmaciones son verdaderas o falsas:
- A los niños romanos se les ponía el nombre del abuelo (V/F).
- Jugar a pillar se llamaba en el mundo latino "la mosca de bronce" (V/F).
- La Iustratio era una fiesta de imposición del nombre (V/F).
- El cognomen era como el apellido (V/F).
- En Esparta los jóvenes a los 20 años estudiaban matemáticas y geografía (V/F).
- Los niños atenienses estudiaban música en la enseñanza media (V/F).
- El pergamino procedía de una planta egipcia (V/F).
- Las niñas romanas estudiaban oratoria, filosofía y leyes hasta la edad de contraer matrimonio (V/F).
3) Por último, debéis de leer el texto La infancia en Esparta de la pág. 47 de vuestro libro de texto y contestar las ocho cuestiones que vienen sobre la lectura del texto.
lunes, 24 de noviembre de 2008
Leyenda griega de Faetón.
(Sacada de www.bibliotecasvirtuales.com)
Faetón
Leyenda Griega
En tiempos lejanos el Universo era un inmenso globo de cristal purísimo. En su materia transparente estaban incrustadas las estrellas. En el centro de esta esfera se hallaba la Tierra. En sus corrientes de agua cristalina, que corrían por valles claros, vivían los dioses. Éstos habitaban en palacios de mármol y cuidaban del orden y del concierto de todos los fenómenos por orden de Zeus, supremo Rey de la Creación.
Febo, dios del sol, estaba encargado de dar luz y calor a la Tierra. Sobre su carro esplendente - tirado por caballos indómitos que sólo obedecían a su auriga- recorría diariamente la amplia ruta del espacio. Los rayos ardientes del carro pasaban a una justa distancia de la superficie de la tierra. El curso era regular, de oriente a occidente, y la luz y el calor, nunca excesivos, maduraban las mieses y hacían felices a los hombres. Entre éstos vivía entonces Faetón, gallardo hijo de Febo y su esposa Climena, cuyo corazón rebosaba de orgullo cuando veía pasar en lo alto el espléndido carro de su padre. Éste no podía detenerse nunca para hacer una caricia a su hijo; ni siquiera una mirada podía dirigirle, ocupado siempre en conducir sus indómitos corceles.
Faetón no se consolaba de esta falta de consideración de su padre. En más de una ocasión fue ridiculizado por los hombres, quienes sospechaban que la paternidad de Febo era pura fábula y mentira. Para demostrar al mundo que él era, efectivamente, hijo del dios del sol, el joven se presentó a éste, en su morada celestial.
Febo recibió a su hijo en su sala esplendente, sentado en su trono de luz, acompañado de las cuatro Estaciones y circundado por las veinticuatro doncellas de las Horas.
-¿Qué ocurre, hijo?- preguntó el dios a Faetón- ¿Qué pena te apesadumbra? ¿Qué te falta allá, sobre la Tierra?
-Padre mío: tu indiferencia hacia mí cuando pasas, guiando tus corceles por la ruta del cielo, hace pensar a los hombres que no es cierto que soy hijo tuyo. Necesito demostrarles que están en un error. A decir verdad, yo mismo dudo a veces de que seas realmente mi padre.
-¡No lo dudes, Faetón! Tú eres hijo mío, te lo aseguro. Para darte una prueba de ello, prometo concederte el don que me pidas.
-¿Cualquiera que sea mi deseo?
- Cualquier deseo tuyo será satisfecho, hijo mío; habla.
- Pues bien, quiero ver lo que ningún ojo humano ha visto hasta ahora: la esfera de cristal del Universo desde la ruta que recorres diariamente en la bóveda del cielo. Quiero subir sobre tu carro de luz y guiar un día entero tus veloces caballos.
Al oír tales palabras, Febo se arrepintió de haber prometido que iba a acceder a cualquier petición de su hijo. No podía permitir que éste corriera el riesgo de una catástrofe, provocando un desastre irreparable.
-Hijo mío- exclamó el dios en tono persuasivo-: no tienes idea de lo que significa regir esos corceles para que no se aparten de la ruta fijada. Son caballos indómitos, que sólo la mano de un dios puede sujetar.
Faetón meneó la cabeza. Quería significar que ninguna razón podía apartarlo de su propósito. Debía concedérsele lo prometido.
-¿No comprendes, hijo, que un solo momento de descuido, un instante de debilidad, hará que el carro se desvíe de la ruta? Un pequeño alejamiento de la Tierra provocaría la muerte de todos los seres vivos por falta de calor; una pequeña aproximación secaría los arroyos, los ríos, los mares y todas las fuentes que dan vida a las plantas, a los animales y a los hombres.
Ni los argumentos ni el tono doliente y persuasivo de Febo conmovieron al terco joven.
-Quiero demostrar a los hombres que soy digno hijo del dios del sol. Estoy seguro de que guiaré con firmeza tus caballos.
Agotados todos los argumentos, Febo recurrió a los ruegos y súplicas; pero Faetón mantuvo firmemente su decisión. La promesa debía ser cumplida.
A la hora señalada por Zeus desde los tiempos más remotos, el carro del sol estaba listo para emprender la diaria carrera por el firmamento. En el momento en que el joven empuñó las riendas, Febo, temeroso de lo que pudiera hacer su hijo, le hizo las últimas recomendaciones.
-Espero que Zeus te dé fuerzas para mantener sujetos a los caballos durante la jornada entera. No descuides ni un instante las riendas. No te distraigas y, sobre todo, no trates de mirar hacia abajo.
Faetón ardía de impaciencia. Con las riendas en su puño firme, esperaba el minuto preciso del comienzo de la carrera. Estaba seguro de que el éxito coronaría felizmente su audaz empresa, logrando así la consideración y el respeto que le negaban los hombres.
Al comienzo, la carrera se desarrolló normalmente. Parecía que los caballos no habían advertido el cambio de auriga. El carro refulgente horadaba las sombras, y los caballos seguían la ruta acostumbrada.
"Ahora se despiertan los pájaros en sus nidos. A mi paso me saludan las aves con sus cantos. Todos los elementos de la tierra elevan hacia mí himnos de gracia. Ellos no saben, ni pueden imaginarse, que no es Febo el que guía hoy el carro del sol".
Así iba pensando Faetón mientras los corceles, regidos por las riendas tensas, seguían por la ruta del cielo. El joven se imaginaba el espectáculo que a su paso se desarrollaba sobre la Tierra, cintas de ríos y arroyos centelleantes, brillo de olas marinas, verde de praderas inmensas, juego de nubes y trabajo fecundo de hombres laboriosos. ¡Qué hermoso debía ser ese espectáculo visto desde las alturas! Y en un momento de debilidad, en un instante de olvido de las recomendaciones paternas, el inexperto auriga dirigió la mirada hacia abajo. Fue un momento, más breve que el zigzaguear de un relámpago. Una de las riendas quedó floja; uno de los corceles lo advirtió y se separó lateralmente; los otros fueron atraídos por el primero, y el carro se desvió de la ruta.
Faetón quiso enderezar el curso para tomar el rumbo cierto, pero sus brazos no tuvieron fuerza suficiente para ello. Los corceles siguieron apartándose, indóciles al puño que los regía.
Cuando el carro del sol se acercó a la Tierra, vastas regiones ardieron de súbito. Campos y ciudades fueron presa de las llamas, y en poco tiempo, cultivos, arboledas, aldeas y urbes se transformaron en ceniza. Grandes humaredas se elevaron al cielo, y Faetón se desesperaba al comprobar la inutilidad de sus esfuerzos. Aferrado a las riendas, veía con espanto que los caballos se alejaban ahora de la tierra. Un frío intenso sembró la muerte sobre vastas regiones. Ni plantas ni animales sobrevivieron en ellas. Los hombres corrían despavoridos en busca de los rayos del sol, pero éstos eran tan débiles por su lejanía, que el calor era insuficiente para mantener la vida.
Cuando Zeus, advertido del curso irregular del carro del sol, vio desde su trono que era una mano inexperta la que empuñaba las riendas, tomó uno de sus rayos y lo lanzó al espacio.
El rayo golpeó en pleno pecho al audaz auriga, y éste soltó las riendas y se precipitó en el vacío. El carro del sol se detuvo un momento, y Febo volvió a ocupar su puesto. Todo volvió a su quicio, la vida de la Tierra retomó su curso normal, y el desastre ocurrido asumió el carácter de un incidente pasajero. Pero en el país de Faetón persistió el recuerdo de su audaz empresa.
Faetón
Leyenda Griega
En tiempos lejanos el Universo era un inmenso globo de cristal purísimo. En su materia transparente estaban incrustadas las estrellas. En el centro de esta esfera se hallaba la Tierra. En sus corrientes de agua cristalina, que corrían por valles claros, vivían los dioses. Éstos habitaban en palacios de mármol y cuidaban del orden y del concierto de todos los fenómenos por orden de Zeus, supremo Rey de la Creación.
Febo, dios del sol, estaba encargado de dar luz y calor a la Tierra. Sobre su carro esplendente - tirado por caballos indómitos que sólo obedecían a su auriga- recorría diariamente la amplia ruta del espacio. Los rayos ardientes del carro pasaban a una justa distancia de la superficie de la tierra. El curso era regular, de oriente a occidente, y la luz y el calor, nunca excesivos, maduraban las mieses y hacían felices a los hombres. Entre éstos vivía entonces Faetón, gallardo hijo de Febo y su esposa Climena, cuyo corazón rebosaba de orgullo cuando veía pasar en lo alto el espléndido carro de su padre. Éste no podía detenerse nunca para hacer una caricia a su hijo; ni siquiera una mirada podía dirigirle, ocupado siempre en conducir sus indómitos corceles.
Faetón no se consolaba de esta falta de consideración de su padre. En más de una ocasión fue ridiculizado por los hombres, quienes sospechaban que la paternidad de Febo era pura fábula y mentira. Para demostrar al mundo que él era, efectivamente, hijo del dios del sol, el joven se presentó a éste, en su morada celestial.
Febo recibió a su hijo en su sala esplendente, sentado en su trono de luz, acompañado de las cuatro Estaciones y circundado por las veinticuatro doncellas de las Horas.
-¿Qué ocurre, hijo?- preguntó el dios a Faetón- ¿Qué pena te apesadumbra? ¿Qué te falta allá, sobre la Tierra?
-Padre mío: tu indiferencia hacia mí cuando pasas, guiando tus corceles por la ruta del cielo, hace pensar a los hombres que no es cierto que soy hijo tuyo. Necesito demostrarles que están en un error. A decir verdad, yo mismo dudo a veces de que seas realmente mi padre.
-¡No lo dudes, Faetón! Tú eres hijo mío, te lo aseguro. Para darte una prueba de ello, prometo concederte el don que me pidas.
-¿Cualquiera que sea mi deseo?
- Cualquier deseo tuyo será satisfecho, hijo mío; habla.
- Pues bien, quiero ver lo que ningún ojo humano ha visto hasta ahora: la esfera de cristal del Universo desde la ruta que recorres diariamente en la bóveda del cielo. Quiero subir sobre tu carro de luz y guiar un día entero tus veloces caballos.
Al oír tales palabras, Febo se arrepintió de haber prometido que iba a acceder a cualquier petición de su hijo. No podía permitir que éste corriera el riesgo de una catástrofe, provocando un desastre irreparable.
-Hijo mío- exclamó el dios en tono persuasivo-: no tienes idea de lo que significa regir esos corceles para que no se aparten de la ruta fijada. Son caballos indómitos, que sólo la mano de un dios puede sujetar.
Faetón meneó la cabeza. Quería significar que ninguna razón podía apartarlo de su propósito. Debía concedérsele lo prometido.
-¿No comprendes, hijo, que un solo momento de descuido, un instante de debilidad, hará que el carro se desvíe de la ruta? Un pequeño alejamiento de la Tierra provocaría la muerte de todos los seres vivos por falta de calor; una pequeña aproximación secaría los arroyos, los ríos, los mares y todas las fuentes que dan vida a las plantas, a los animales y a los hombres.
Ni los argumentos ni el tono doliente y persuasivo de Febo conmovieron al terco joven.
-Quiero demostrar a los hombres que soy digno hijo del dios del sol. Estoy seguro de que guiaré con firmeza tus caballos.
Agotados todos los argumentos, Febo recurrió a los ruegos y súplicas; pero Faetón mantuvo firmemente su decisión. La promesa debía ser cumplida.
A la hora señalada por Zeus desde los tiempos más remotos, el carro del sol estaba listo para emprender la diaria carrera por el firmamento. En el momento en que el joven empuñó las riendas, Febo, temeroso de lo que pudiera hacer su hijo, le hizo las últimas recomendaciones.
-Espero que Zeus te dé fuerzas para mantener sujetos a los caballos durante la jornada entera. No descuides ni un instante las riendas. No te distraigas y, sobre todo, no trates de mirar hacia abajo.
Faetón ardía de impaciencia. Con las riendas en su puño firme, esperaba el minuto preciso del comienzo de la carrera. Estaba seguro de que el éxito coronaría felizmente su audaz empresa, logrando así la consideración y el respeto que le negaban los hombres.
Al comienzo, la carrera se desarrolló normalmente. Parecía que los caballos no habían advertido el cambio de auriga. El carro refulgente horadaba las sombras, y los caballos seguían la ruta acostumbrada.
"Ahora se despiertan los pájaros en sus nidos. A mi paso me saludan las aves con sus cantos. Todos los elementos de la tierra elevan hacia mí himnos de gracia. Ellos no saben, ni pueden imaginarse, que no es Febo el que guía hoy el carro del sol".
Así iba pensando Faetón mientras los corceles, regidos por las riendas tensas, seguían por la ruta del cielo. El joven se imaginaba el espectáculo que a su paso se desarrollaba sobre la Tierra, cintas de ríos y arroyos centelleantes, brillo de olas marinas, verde de praderas inmensas, juego de nubes y trabajo fecundo de hombres laboriosos. ¡Qué hermoso debía ser ese espectáculo visto desde las alturas! Y en un momento de debilidad, en un instante de olvido de las recomendaciones paternas, el inexperto auriga dirigió la mirada hacia abajo. Fue un momento, más breve que el zigzaguear de un relámpago. Una de las riendas quedó floja; uno de los corceles lo advirtió y se separó lateralmente; los otros fueron atraídos por el primero, y el carro se desvió de la ruta.
Faetón quiso enderezar el curso para tomar el rumbo cierto, pero sus brazos no tuvieron fuerza suficiente para ello. Los corceles siguieron apartándose, indóciles al puño que los regía.
Cuando el carro del sol se acercó a la Tierra, vastas regiones ardieron de súbito. Campos y ciudades fueron presa de las llamas, y en poco tiempo, cultivos, arboledas, aldeas y urbes se transformaron en ceniza. Grandes humaredas se elevaron al cielo, y Faetón se desesperaba al comprobar la inutilidad de sus esfuerzos. Aferrado a las riendas, veía con espanto que los caballos se alejaban ahora de la tierra. Un frío intenso sembró la muerte sobre vastas regiones. Ni plantas ni animales sobrevivieron en ellas. Los hombres corrían despavoridos en busca de los rayos del sol, pero éstos eran tan débiles por su lejanía, que el calor era insuficiente para mantener la vida.
Cuando Zeus, advertido del curso irregular del carro del sol, vio desde su trono que era una mano inexperta la que empuñaba las riendas, tomó uno de sus rayos y lo lanzó al espacio.
El rayo golpeó en pleno pecho al audaz auriga, y éste soltó las riendas y se precipitó en el vacío. El carro del sol se detuvo un momento, y Febo volvió a ocupar su puesto. Todo volvió a su quicio, la vida de la Tierra retomó su curso normal, y el desastre ocurrido asumió el carácter de un incidente pasajero. Pero en el país de Faetón persistió el recuerdo de su audaz empresa.
lunes, 17 de noviembre de 2008
Alfabeto griego.

Aquí tenéis el alfabeto griego. Debéis copiar esta imagen y subírosla a vuestro blog en una nueva entrada. También, debéis dejar un comentario a esta entrada diciendo la importancia o no de este alfabeto en el abecedario latino y en el nuestro actual, razonándolo debidamente. Actividad día 18/XI/08.
lunes, 27 de octubre de 2008
Primeras dificultades en la creación de un blog.
Muchas veces las cosas que estamos habituados a hacer y las consideramos como normales y obvias, se pueden tornar barreras para aquellos que las desconocen. Por ejemplo, para una persona que apenas ha tenido relación con la informática o con internet, le puede resultar muy dificultoso el abrir una cuenta de correo electrónico. Lejos de dejar "tiradas" a estas personas, nuestra labor es ayudarles y partir desde el principio. Nadie nace enseñado, por tanto hay que ayudar y enseñar al que no sabe.
Dos de mis alumnos han tenido dificultad para abrir una cuenta de correo electrónico, pero otros dos ya sabían cómo se hacía y qué pasos había que seguir. Por ello, dentro de un trabajo cooperativo y atendiendo a la diversidad, se han situado cada uno con otro que no sabía para ayudarle con el proceso. Ha costado un poco, pero hemos culminado la acción con éxito.
Ahora todos tenemos correo electrónico y podemos afrontar el siguiente paso: crear nuestro propio blog de cultura clásica.
Dos de mis alumnos han tenido dificultad para abrir una cuenta de correo electrónico, pero otros dos ya sabían cómo se hacía y qué pasos había que seguir. Por ello, dentro de un trabajo cooperativo y atendiendo a la diversidad, se han situado cada uno con otro que no sabía para ayudarle con el proceso. Ha costado un poco, pero hemos culminado la acción con éxito.
Ahora todos tenemos correo electrónico y podemos afrontar el siguiente paso: crear nuestro propio blog de cultura clásica.
jueves, 23 de octubre de 2008
Cultura Clásica en el IESO Carrillo de Mendoza de Priego (Cuenca).
¡Bienvenidos!
Hemos creado este blog para difundir, todavía más, la Cultura Clásica por la red. Quiero mostrar a mi alumnado de esta asignatura optativa de 3º de la ESO que es posible crear estos espacios en la tupida red internauta y darle otros valores y otras utilidades de las conocidas por ellos hasta la fecha. El objetivo final, la meta del viaje, al igual que Ulises e Ítaca, es que aprovechen estos conocimientos en su viaje escolar y vayan conformando su formación como personas, que ya son, y como las personas que están destinadas a ser. Nuestro futuro parte de su presente. Que así sea.
Hemos creado este blog para difundir, todavía más, la Cultura Clásica por la red. Quiero mostrar a mi alumnado de esta asignatura optativa de 3º de la ESO que es posible crear estos espacios en la tupida red internauta y darle otros valores y otras utilidades de las conocidas por ellos hasta la fecha. El objetivo final, la meta del viaje, al igual que Ulises e Ítaca, es que aprovechen estos conocimientos en su viaje escolar y vayan conformando su formación como personas, que ya son, y como las personas que están destinadas a ser. Nuestro futuro parte de su presente. Que así sea.
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